Hace dos, tres y cuatro años -es decir, del 2021 al 2023- trabajé mucho con americanos. Mi jefe siempre lo era (tuve varios) y lo eran algunos subordinados. Sin embargo tardé un tiempo en darme cuenta de que la bandera que llevan en su uniforme de campaña… ¡está al revés! Lo descubrí -inocente- pensando que se trataba de un error en una de ellas, pero no. Es así.
En lenguaje de atestado podría decirse: “preguntado el interfecto por la razón de este aparente entuerto, éste repuso que…”. Pues repuso que es así y que tiene su motivo y que el motivo era el siguiente:
La bandera de USA tiene -por todos es sabido- un cuadrante azul en la parte superior izquierda con sus 50 estrellas por otros tantos Estados. Sin embargo, en sus uniformes, este cuadrante se sitúa en la parte superior derecha.
¿A cuento de qué tamaño ataque a los símbolos patrios? Al avance. La bandera, cualquiera, reposa en los mástiles tal y como la vemos habitualmente, pero si esa misma bandera fuera portada por un infante, por un jinete, por un atleta olímpico o por cualquiera en movimiento, el efecto del aire en contra le haría voltearse y, por tanto y en el caso norteamericano, con sus estrellas en la mencionada parte derecha (¿un minuto para pensarlo?) A la española le pasaría algo semejante, pasando nuestro escudo (que se encuentra situado en la zona gualda de la mitad izquierda) a encontrarse en la mitad de la derecha. ¡Esto de la geometría es tremendo!
Se debe al avance, decía, porque lo que nos dice este mensaje cargado de simbología, es que sus soldados avanzan, que llevan su bandera más allá, que les mueve la innovación y la voluntad de cambio. Dejando de lado (por favor) las consideraciones políticas o mendrugueces de interpretación internacional que ahora no vienen al caso, el concepto en sí me parece brillante.