En https://www.juanbustamante.esComunicaMente tengo un blog, que el técnico de la página web me aconsejó que llamase “diario”, que es lo mismo pero más hispano.
En él escribo alguna parrafada sobre mis pensamientos con una relación más o menos directa con la comunicación y el liderazgo, que de eso se trata en la web. Hay veces que al comprobar el número de lectores me pregunto “¿y merece la pena este pequeño esfuerzo para que lo lean “cuatro?”.
Unas veces son cuatro y otras una docenita, pero no mucho más, y es que son malos tiempos para la lectura. Me fijo en los aviones donde la gente dormita o se deja llevar por su enganche a Netflix, donde si veo a alguien con un libro me dan ganas de hacerle una foto.
Vivo en París desde hace un año. El país entero me da envidia en muchos aspectos que ahora no voy a enumerar, pero es un país de lectores. Se les ve cómodos y acomodados en lugares públicos placenteros con un libro en las manos. Y no son solo los de mi quinta sexagenaria. Los hay de bastante variedad etaria. Y claro, luego asisten a programas de opinión y opinan y contrastan sin chillar y esas cosas.
No es fácil leer entera una publicación cualquiera en LinkedIn, que es la única red social en la que me prodigo. Será el formato, será la abundancia de “posts”, será… que hemos abandonado la lectura en la batalla contra la imagen. Más vale un vídeo que una descripción; siempre se ha sabido con lo de “la imagen que vale más que mil palabras” pero es que ahora…gana por goleada.
¿Que si merece la pena escribir para que lo lean cuatro? -me preguntaba- Pues sí.
No se trata de ser leído sino de escribir. Al escribir se aclaran ideas que pululaban por el cerebro con cierto desorden, nos obliga a estructurarlas y ordenarlas en una secuencia que pueda ser coherente y comprensible y, además, nos envuelve en un ejercicio de concentración que permite activar neuronas adormecidas y que nos lleva a elaborar nuevas ideas, pensamientos: a producir algo nuevo.
Nihil novum sub sole. Nada nuevo bajo el sol con esto que digo, pero es que… ¡también nos da pereza escribir! Pereza de leer, pereza de escribir… ¿qué carajo estamos haciendo? Parece que lo único que despierta nuestro interés es criticar lo que hace el resto, desmontar el esfuerzo de los que piensan de forma diferente y aplaudir lo coincidente.
Concluyo, concluyo, que no se te haga demasiado largo. Si quieres no me leas, ni a mí ni a nadie que elabore cuatro párrafos, pero, si quieres tener algo de pensamiento propio en modo “no cacatúa”: ¡escribe!